E presidente de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos, al ataque
Juan A. Sánchez Torres (Ganvan): «Nuestros políticos parecen tener fobia al automóvil»
"Desde que estallara la crisis, hace ya casi tres años y medio, hemos perdido 35.000 puestos de trabajo y más de 2.000 empresas, en su gran mayoría pymes, muchas familiares, que no volverán a abrir. Un auténtico drama", asegura.
Pocos con tanto conocimiento del mundo del motor
como José Antonio Sánchez Torres, presidente por cuarto periodo de Ganvan, una
asociación que da servicio a más de nueve mil pymes relacionadas con el mundo
del motor: concesionarios, agentes, talleres, compraventas..., lo que le da una
visión más profunda y real de la situación del sector. Pero, a la vez, al ser
miembro de la Junta Directiva de CEOE, también tiene una visión macroeconómica
del entorno.
–¿Cómo han
sufrido la crisis las pymes del sector?
–Desde que estallara la crisis, hace ya casi tres años
y medio, hemos perdido 35.000 puestos de trabajo y más de 2.000 empresas, en su
gran mayoría pymes, muchas familiares, que no volverán a abrir. Un auténtico
drama.
–¿Qué esperan los concesionarios de la anunciada nueva
Ley de Contratos?
–Esperamos un tablero de
juego equilibrado y con consenso entre las partes, donde se definan los derechos
y deberes de fabricantes y distribuidores. Sólo así podrá perdurar en el tiempo.
En los últimos años los vendedores hemos estado en una posición de inferioridad,
asumiendo más coches de los que podíamos vender, con cancelaciones de contratos
sin indemnización, sin conocer las inversiones a las que estábamos obligados en
el curso de la relación con el fabricante, etc. Y creo que, por primera vez,
todos somos conscientes de que esto debe cambiar.
–¿El automóvil es la gallina de los huevos de oro para
pagar el déficit del Estado?
–Sin duda.
Por ello me sorprende la demonización a la que se está someti
endo al automóvil.
Una verdadera «autofobia» de la clase política que, por un lado, lo explota como
fuente de ingresos con una aportación de 24.000 millones en 2009 y, por otro,
trata de limitar su uso por razones medioambientales, cuando en realidad sólo
genera el 5,5% de las emisiones de CO2. El coche es, quizás, la máxima expresión
de la libertad del individuo, por lo que el remedio no es prohibir con límites
de velocidad, supresión de motorizaciones diésel o restricciones de acceso al
tráfico, sino solucionar los problemas existentes favoreciendo combustibles
alternativos y el cambio de vehículos de más edad por otros menos
contaminantes.
–En la actual crisis
de confianza, ¿un cambio político incentivaría el consumo?
–Todas las crisis tienen un componente de ausencia de
confianza. En marzo la confianza de los consumidores ha retrocedido cinco puntos
y es que el entorno general, económico, político y social, no es favorable.
Estamos inmersos en un debate político sucesorio interno que distrae la atención
de lo que deberían ser las preocupaciones fundamentales: la evolución de la
economía, el mercado laboral y nuestros propios políticos. Ellos deberían hacer
autocrítica y pensar en lo que es mejor para nuestro país. Lo que está claro es
que gobierne quien gobierne deberemos reducir el déficit y eso supone recorte de
gastos, por lo que será difícil generar empleo.
–¿Cuál es su
previsión de mercado para este año?
–No
somos optimistas y menos tras las últimas previsiones que bajan el crecimiento y
elevan el paro. Vemos el año por debajo de las 900.000 unidades, lo que supone
la mitad que en 2007 y nos hace temer la pérdida de unos 5.000 empleos.
Necesitamos que mejore la economía y fluya el crédito, condiciones que no
parecen factibles a corto plazo.
Fuente: larazon.es
Pocos con tanto conocimiento del mundo del motor como José Antonio Sánchez Torres, presidente por cuarto periodo de Ganvan, una asociación que da servicio a más de nueve mil pymes relacionadas con el mundo del motor: concesionarios, agentes, talleres, compraventas..., lo que le da una visión más profunda y real de la situación del sector. Pero, a la vez, al ser miembro de la Junta Directiva de CEOE, también tiene una visión macroeconómica del entorno.
–¿Cómo han
sufrido la crisis las pymes del sector?
–Desde que estallara la crisis, hace ya casi tres años
y medio, hemos perdido 35.000 puestos de trabajo y más de 2.000 empresas, en su
gran mayoría pymes, muchas familiares, que no volverán a abrir. Un auténtico
drama.
–¿Qué esperan los concesionarios de la anunciada nueva
Ley de Contratos?
–Esperamos un tablero de
juego equilibrado y con consenso entre las partes, donde se definan los derechos
y deberes de fabricantes y distribuidores. Sólo así podrá perdurar en el tiempo.
En los últimos años los vendedores hemos estado en una posición de inferioridad,
asumiendo más coches de los que podíamos vender, con cancelaciones de contratos
sin indemnización, sin conocer las inversiones a las que estábamos obligados en
el curso de la relación con el fabricante, etc. Y creo que, por primera vez,
todos somos conscientes de que esto debe cambiar.
–¿El automóvil es la gallina de los huevos de oro para
pagar el déficit del Estado?
–Sin duda.
Por ello me sorprende la demonización a la que se está someti
endo al automóvil.
Una verdadera «autofobia» de la clase política que, por un lado, lo explota como
fuente de ingresos con una aportación de 24.000 millones en 2009 y, por otro,
trata de limitar su uso por razones medioambientales, cuando en realidad sólo
genera el 5,5% de las emisiones de CO2. El coche es, quizás, la máxima expresión
de la libertad del individuo, por lo que el remedio no es prohibir con límites
de velocidad, supresión de motorizaciones diésel o restricciones de acceso al
tráfico, sino solucionar los problemas existentes favoreciendo combustibles
alternativos y el cambio de vehículos de más edad por otros menos
contaminantes.
–En la actual crisis
de confianza, ¿un cambio político incentivaría el consumo?
–Todas las crisis tienen un componente de ausencia de
confianza. En marzo la confianza de los consumidores ha retrocedido cinco puntos
y es que el entorno general, económico, político y social, no es favorable.
Estamos inmersos en un debate político sucesorio interno que distrae la atención
de lo que deberían ser las preocupaciones fundamentales: la evolución de la
economía, el mercado laboral y nuestros propios políticos. Ellos deberían hacer
autocrítica y pensar en lo que es mejor para nuestro país. Lo que está claro es
que gobierne quien gobierne deberemos reducir el déficit y eso supone recorte de
gastos, por lo que será difícil generar empleo.
–¿Cuál es su
previsión de mercado para este año?
–No
somos optimistas y menos tras las últimas previsiones que bajan el crecimiento y
elevan el paro. Vemos el año por debajo de las 900.000 unidades, lo que supone
la mitad que en 2007 y nos hace temer la pérdida de unos 5.000 empleos.
Necesitamos que mejore la economía y fluya el crédito, condiciones que no
parecen factibles a corto plazo.
Fuente: larazon.es











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