Editorial Infoluna
Ahorrarse unos euros puede suponer perder muchos
En tiempos de crisis es cuando más se busca recortar gastos
secundarios. Se mira cualquier dinero que pueda suprimirse en apartados poco
importantes pero en muchos negocios de este país se está produciendo un error
que puede costar muy caro a la larga. Se está empezando a buscar proveedores
que ofrecen precios bajos a cambio de productos de baja calidad.
Muchas veces se piensa que el usuario no sabe ni reconoce la
calidad en algunos productos pero ese es un error porque si algo está
aprendiendo el usuario en tiempos de crisis es que le cuesta más ganar dinero y
que lo que gasta debe ser a cambio de un gran servicio y una calidad de
producto.
Todo esto sirve para aconsejar a los talleres de nuestro
sector de la necesidad de comprar materia prima de primera. Hace unos días
hablaba con un histórico del sector y me lo dejaba claro: “A mí de qué me sirve
comprar un parabrisas a cuatro perras en lugar de uno bueno o una mala máquina
de reparación si eso me puede hacer perder hasta una compañía por una queja. No
entiendo a los compañeros que hacen eso por ahorrarse 10 euros en una luna o en
un mal pegamento por ejemplo”.
Precisamente cuando la crisis más pega, cuando más aprietan
los malos momentos es cuando más hay que apostar por invertir por la calidad
porque es cuando los que pagan más se fijan en lo que se ofrece. Cuando hablo
de los que pagan nos referimos a las compañías y de los usuarios que llaman a
las compañías que pagan para decirles “por favor la próxima vez que tenga un
siniestro deme otra posibilidad que ese taller que me dijeron que me pusieron
una luna china de tercera o no me trataron bien”.
No digo que al usuario le inviten a comer por ir a un taller
pero que salga con la sensación de que no le han dado gato por liebre. No demos
argumentos a los concesionarios que avisan a las compañías día sí y día también
sobre la calidad de las lunas de los talleres especialistas. Comprar calidad es
comprar futuro.
En tiempos de crisis es cuando más se busca recortar gastos secundarios. Se mira cualquier dinero que pueda suprimirse en apartados poco importantes pero en muchos negocios de este país se está produciendo un error que puede costar muy caro a la larga. Se está empezando a buscar proveedores que ofrecen precios bajos a cambio de productos de baja calidad.
Muchas veces se piensa que el usuario no sabe ni reconoce la calidad en algunos productos pero ese es un error porque si algo está aprendiendo el usuario en tiempos de crisis es que le cuesta más ganar dinero y que lo que gasta debe ser a cambio de un gran servicio y una calidad de producto.
Todo esto sirve para aconsejar a los talleres de nuestro sector de la necesidad de comprar materia prima de primera. Hace unos días hablaba con un histórico del sector y me lo dejaba claro: “A mí de qué me sirve comprar un parabrisas a cuatro perras en lugar de uno bueno o una mala máquina de reparación si eso me puede hacer perder hasta una compañía por una queja. No entiendo a los compañeros que hacen eso por ahorrarse 10 euros en una luna o en un mal pegamento por ejemplo”.
Precisamente cuando la crisis más pega, cuando más aprietan los malos momentos es cuando más hay que apostar por invertir por la calidad porque es cuando los que pagan más se fijan en lo que se ofrece. Cuando hablo de los que pagan nos referimos a las compañías y de los usuarios que llaman a las compañías que pagan para decirles “por favor la próxima vez que tenga un siniestro deme otra posibilidad que ese taller que me dijeron que me pusieron una luna china de tercera o no me trataron bien”.
No digo que al usuario le inviten a comer por ir a un taller pero que salga con la sensación de que no le han dado gato por liebre. No demos argumentos a los concesionarios que avisan a las compañías día sí y día también sobre la calidad de las lunas de los talleres especialistas. Comprar calidad es comprar futuro.
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