Cecilia Monzón y Hernán Gómez son un ejemplo de superación y creencia en un proyecto
Ralarsa Lleida revela su receta para crecer como franquiciado en el sector de lunas
Cecilia Monzón y Hernán Gómez son un ejemplo de franquiciado que han evolucionado e invertido en el crecimiento de su proyecto como empresarios. Comenzaron con un centro de Ralarsa en Lleida hace una década y su confianza en la empresa les llevó a embarcarse en una nueva apertura en la localidad ilerdense de Tárrega hace un año: "Hace diez años nos ofrecieron la oportunidad de ser franquiciados y aceptamos encantados, vimos enseguida que era una gran oportunidad. Ralarsa ha sido como una familia para nosotros, un apoyo clave en los momentos complicados. mostrándonos apoyo y recetándonos tranquilidad".
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![[Img #15799]](upload/img/periodico/img_15799.jpg)
Y es que gracias a su trabajo y esfuerzo y a la confianza de la compañía, esta pareja de cristaleros han conseguido cumplir un pequeño gran sueño: ser propietarios de una franquicia. Su receta, “trabajar duro, no tener reparo en horarios y tener claro que el cliente es lo más importante”.
UNA RECETA DE ÉXITO
![[Img #15798]](upload/img/periodico/img_15798.png)
Los elementos que hacen que el cliente confíe en su servicio son para ellos muy claros: “Al final, se escoge el taller que ofrece un servicio de mayor calidad pero también el que proporciona mayor rapidez”, destaca Cecilia. Pero para la pareja, la calidad del ambiente de trabajo también es un aspecto esencial: “Intentamos que haya siempre buen ambiente, que seamos un poco como una familia. Nuestros empleados lo agradecen”.
Actualmente, dan trabajo a cuatro personas en sus dos talleres y afirman su voluntad de no conformarse: “Queremos seguir creciendo junto a Ralarsa. Ojalá esto no termine aquí”, dicen con ilusión.
Cecilia Monzón y Hernán Gómez son un ejemplo de franquiciado que han evolucionado e invertido en el crecimiento de su proyecto como empresarios. Comenzaron con un centro de Ralarsa en Lleida hace una década y su confianza en la empresa les llevó a embarcarse en una nueva apertura en la localidad ilerdense de Tárrega hace un año: "Hace diez años nos ofrecieron la oportunidad de ser franquiciados y aceptamos encantados, vimos enseguida que era una gran oportunidad. Ralarsa ha sido como una familia para nosotros, un apoyo clave en los momentos complicados. mostrándonos apoyo y recetándonos tranquilidad".
Y es que gracias a su trabajo y esfuerzo y a la confianza de la compañía, esta pareja de cristaleros han conseguido cumplir un pequeño gran sueño: ser propietarios de una franquicia. Su receta, “trabajar duro, no tener reparo en horarios y tener claro que el cliente es lo más importante”.
UNA RECETA DE ÉXITO
Los elementos que hacen que el cliente confíe en su servicio son para ellos muy claros: “Al final, se escoge el taller que ofrece un servicio de mayor calidad pero también el que proporciona mayor rapidez”, destaca Cecilia. Pero para la pareja, la calidad del ambiente de trabajo también es un aspecto esencial: “Intentamos que haya siempre buen ambiente, que seamos un poco como una familia. Nuestros empleados lo agradecen”.
Actualmente, dan trabajo a cuatro personas en sus dos talleres y afirman su voluntad de no conformarse: “Queremos seguir creciendo junto a Ralarsa. Ojalá esto no termine aquí”, dicen con ilusión.
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