La última triquiñuela de los peritos para bajar el precio a los talleres de lunas

Muchos dardos que lanzan los cristaleros van dirigidos hacia la figura del perito. El sector de la cristalería del automóvil no es el único sector de talleres que señala a estos profesionales como uno de los culpables de los males que viven en estos tiempos. La crítica común es que han pasado de ser profesionales independientes en busca del justiprecio para proveedores y compañías de seguros a trabajar de parte de las aseguradoras.  

  "Los peritos tienen cada vez menos trabajo al aumentar los talleres concertados y lo poco que pueden facturar es para conseguir que a la aseguradora le cueste lo menos posible una reparación", nos asegura un cristalero independiente. En esa misma línea se sitúa un perito como Alejandro Anido que critica a su propio colectivo y su entreguismo hacia las aseguradoras: "Habitualmente, mis colegas de aseguradoras realizan tasaciones ajustando demasiado los tiempos, los materiales o la pintura, resultándole antieconómico al taller en muchos casos una reparación de calidad. Hace una semana un taller me decía que las compañías llevaban desde el año 2009 con el mismo precio por hora, cuando desde esa fecha a él le habían subido el agua, luz, alquiler… De esta manera, el cliente es quien sufre el perjuicio después de tener un siniestro".  

En esta línea, un veterano profesional de la cristalaería nos envía una queja novedosa que sufre día a día en su taller de lunas. "Buenas a todos: Una practica que tienen algún perito es de llamar a un proveedor de lunas y preguntar el precio que luego trasladan al taller en la peritación, aunque éste no lo tenga como proveedor. Luego te imponen una mano de obra basura. Con lo cual: Tú no ganas nada. Mi solución es que el cliente se lleve el coche al concesionario y si se lo niegan pues hacer una reclamacion a la atención del asegurado, amenazando con cambiar de compañía él, su familia y sus conocidos".  

Esta denuncia remarca un problema cada vez más acusado que se sitúa en el margen de beneficio que consiguen los talleres con la pieza, uno de los pocos reductos de ganancia que le queda al cristalero. Esta práctica de algunos peritos va directamente en la línea de suprimir esa posibilidad, con lo que las posibilidades de supervivencia de algunos talleres se reducen considerablemente.

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