Los ingenieros de Caminos advierten de que su deficiente conservación hace necesario invertir 6.500 millones para evitar el deterioro que afecta sobre todo a las carreteras secundarias
Las carreteras españolas se empiezan a caer a pedazos
España no es EE UU. Pero, en materia de infraestructuras, empieza a parecerse. Durante los años 60 y 70 del siglo pasado, el país americano realizó un ingente esfuerzo inversor en obra pública. Pero pasaron los años, la inversión para su conservación empezó a decaer y ahora, lo que se cae a pedazos son sus puentes, carreteras y demás infraestructuras.Siguiendo esta dinámica, España puso al día sus puertos, aeropuertos y carreteras en los años 80 y 90 y cuando llegó el siglo XXI, llegó el apagón. Los fondos para conservación empezaron a decaer y la crisis acabó de rematar la situación.
Hasta tal punto, que según el estudio de la Asociación de Ingenieros de Caminos «Las obras y servicios públicos a examen. España, Informe 2019», en la actualidad, se invierte menos de la mitad de lo que necesitan para su correcta conservación.
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Para revertir este déficit inversor, poner la obra pública al día y evitar una mayor degradación, el estudio calcula que se deberían invertir 18.000 millones de euros durante los próximos diez años, frente a los cerca de 9.000 que se invierten en este momento. Es decir, 180.000 millones de euros en total.
Aunque todos los sectores analizados en el informe -puertos, aeropuertos, carreteras, transporte urbano, ferrocarril y ciclo del agua- aprueban, lo hacen con notas muy ajustadas que apenas rebasan el seis.
Las peor paradas del análisis son las carreteras. Su nota ha pasado de un 7,85 en 2010 a un 5,8 por mor del derrumbe de la inversión en conservación. En porcentaje de PIB, los fondos han caído del 0,83% en 2006 al 0,34% en 2016. El problema, apunta Vicent Esteban, presidente de la asociación, es que el sector no son sólo las grandes vías, que están en un estado aceptable; sino las secundarias, que es donde se concentran las deficiencias y los accidente. Los ingenieros calculan que el sector necesitaría más de un tercio de los 18.000 millones -6.500- para evitar un grave deterioro de su patrimonio. En la actualidad, apuntan, su financiación está en una situación "crítica".
España no es EE UU. Pero, en materia de infraestructuras, empieza a parecerse. Durante los años 60 y 70 del siglo pasado, el país americano realizó un ingente esfuerzo inversor en obra pública. Pero pasaron los años, la inversión para su conservación empezó a decaer y ahora, lo que se cae a pedazos son sus puentes, carreteras y demás infraestructuras.Siguiendo esta dinámica, España puso al día sus puertos, aeropuertos y carreteras en los años 80 y 90 y cuando llegó el siglo XXI, llegó el apagón. Los fondos para conservación empezaron a decaer y la crisis acabó de rematar la situación.
Hasta tal punto, que según el estudio de la Asociación de Ingenieros de Caminos «Las obras y servicios públicos a examen. España, Informe 2019», en la actualidad, se invierte menos de la mitad de lo que necesitan para su correcta conservación.
Para revertir este déficit inversor, poner la obra pública al día y evitar una mayor degradación, el estudio calcula que se deberían invertir 18.000 millones de euros durante los próximos diez años, frente a los cerca de 9.000 que se invierten en este momento. Es decir, 180.000 millones de euros en total.
Aunque todos los sectores analizados en el informe -puertos, aeropuertos, carreteras, transporte urbano, ferrocarril y ciclo del agua- aprueban, lo hacen con notas muy ajustadas que apenas rebasan el seis.
Las peor paradas del análisis son las carreteras. Su nota ha pasado de un 7,85 en 2010 a un 5,8 por mor del derrumbe de la inversión en conservación. En porcentaje de PIB, los fondos han caído del 0,83% en 2006 al 0,34% en 2016. El problema, apunta Vicent Esteban, presidente de la asociación, es que el sector no son sólo las grandes vías, que están en un estado aceptable; sino las secundarias, que es donde se concentran las deficiencias y los accidente. Los ingenieros calculan que el sector necesitaría más de un tercio de los 18.000 millones -6.500- para evitar un grave deterioro de su patrimonio. En la actualidad, apuntan, su financiación está en una situación "crítica".
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