el ojo de cristal
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Martes, 25 de Octubre de 2011
EL OJO DE CRISTAL: Los nuevos vehículos y la imagen del sector exigen honestida para ofrecer recambios de primera
Si el cliente paga 210 euros por una luna como un extra al comprar el coche debe recibir lo mismo en un taller de lunas
Los tiempos cambian que son una barbaridad. Hasta hace dos o tres años nadie pagaba un extra por un parabrisas a la hora de comprar un coche. Se pagaba por unas llantas, el climatizador, la tapicería o el gps. Estos extras eran normales, pero a esos, según palabras de muchos fabricantes, se ha unido la luna.
Cada vez son más los coches que se venden con el extra de lunas. Un ejemplo claro es el Ford CMax, por ejemplo. Este vehículo ofrece como extra el parabrisas calefactable que tanto ayuda en invierno. Su precio es de 210 euros, similar a los que se cobra por las llantas por ejemplo.
Esa luna que ha costado 210 euros se puede romper como la de cualquier otro coche y si se rompe acudirá a un taller de lunas y necesitará de una sustitución. Si esa luna se sustituye debería ser sustituida por una luna con las mismas características. Este razonamiento no supone defender a una u otra marca de lunas sino defender la honestidad de los talleres especialistas que deben mimar la imagen porque no ser honesto con el usuario al final afecta a todo el colectivo.
En manos del profesional está ofrecer la misma calidad que requiere el trabajo y la satisfacción del cliente. Si ha elegido pagar por una luna con valor añadido debe recibir la misma calidad de luna. Así gana el usuario y gana la imagen del sector.
Que no pase como me relató un amigo hace poco: "Me cambiaron la luna y te digo yo que no tiene nada que ver con la que tenía, veo peor y se me caleinta el coche como no lo hacía antes".
Los tiempos cambian que son una barbaridad. Hasta hace dos o tres años nadie pagaba un extra por un parabrisas a la hora de comprar un coche. Se pagaba por unas llantas, el climatizador, la tapicería o el gps. Estos extras eran normales, pero a esos, según palabras de muchos fabricantes, se ha unido la luna.
Cada vez son más los coches que se venden con el extra de lunas. Un ejemplo claro es el Ford CMax, por ejemplo. Este vehículo ofrece como extra el parabrisas calefactable que tanto ayuda en invierno. Su precio es de 210 euros, similar a los que se cobra por las llantas por ejemplo.
Esa luna que ha costado 210 euros se puede romper como la de cualquier otro coche y si se rompe acudirá a un taller de lunas y necesitará de una sustitución. Si esa luna se sustituye debería ser sustituida por una luna con las mismas características. Este razonamiento no supone defender a una u otra marca de lunas sino defender la honestidad de los talleres especialistas que deben mimar la imagen porque no ser honesto con el usuario al final afecta a todo el colectivo.
En manos del profesional está ofrecer la misma calidad que requiere el trabajo y la satisfacción del cliente. Si ha elegido pagar por una luna con valor añadido debe recibir la misma calidad de luna. Así gana el usuario y gana la imagen del sector.
Que no pase como me relató un amigo hace poco: "Me cambiaron la luna y te digo yo que no tiene nada que ver con la que tenía, veo peor y se me caleinta el coche como no lo hacía antes".
Que no pase como me relató un amigo hace poco: "Me cambiaron la luna y te digo yo que no tiene nada que ver con la que tenía, veo peor y se me caleinta el coche como no lo hacía antes".
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