Se jubilan cada vez menos coches y el sector vive su peor crisis
Los desguaces tienen cada vez menos piezas
En el círculo de consumo en el que gira la
economía y sociedad española y, los cambios de conductas, empujados por las
necesidades de la crisis, están trayendo efectos negativos a terceras
actividades. Así que si aumentan las ventas de los vehículos de segunda mano
más viejos, es decir, de más de diez años, hay quien está viendo su producto
descender de forma considerable, ellos son los desguaces.
Y es que los
encargados de recoger vehículos dados de baja para la circulación, están en un
periodo de importantes dificultades y en muchos casos se debaten entre
continuar o cerrar. “Antes entraban igual diez coches al día, ahora como mucho
uno o dos, y por otro lado también se vendían más piezas, cosa que no ocurre
ahora”, reconoce Manuel Sáenz Martínez, uno de los propietarios de Desguaces
Golloa.
![[Img #6212]](upload/img/periodico/img_6212.jpg)
El descenso se ha intensificado en los
últimos meses. “El año pasado ya se notaba bastante, pero seguía llegando
material y turismos. Hoy hay que salir a buscar”, apunta Sáenz Martínez.
Solo hay
momentos puntuales en los que se registra un aumento del género y del
movimiento. “Con campañas tipo PIVE, por la promoción de renovación de
vehículos, se reciben más turismos en los desguaces, pero es algo muy poco
significativo para nuestra actividad total”, subraya uno de los responsables de
Desguaces Golloa.
Los propios
vendedores de vehículos de segunda mano o los concesionarios suscriben sus
palabras. “Ya no se manda casi nada a desguace, se vende lo que antes se
descartaba”, explican desde Kaisercars.
Nada
de vehículo industrial
La tónica se
repite en la mayoría de desguaces y así lo afirma Fernando Pinillos,
responsable de Desguaces Pinillos, ubicado en Logroño. “Ha bajado el movimiento
en general, pero en los coches viejos sobre todo se nota bastante, no entran
turismos», asegura. La tendencia, según indica Pinillos, viene repitiéndose
desde 2011, pero el presente año va a peor. “Si la gente no trabaja, no coge el
coche -y en el caso de mantener el puesto de trabajo cada vez se comparte más
vehículo-, entonces el coche no se estropea o se desgasta y por tanto ni se
cambia, ni se demandan piezas de los desguaces”, apunta este profesional cuya
familia lleva más de tres décadas en el sector. Sin embargo, hay cuestiones que
se repiten entre los usuarios. “La gente viene a preguntar mucho, pero luego
compra poco”.
Uno de los
aspectos donde más se ha visto frenada la entrega de vehículos es en el plano
empresarial. «No entra absolutamente nada de industrial. Las furgonetas se
apuran al máximo, ya no se cambian», subraya el responsable de Desguaces
Pinillos.
Así,
valorando los datos puramente numéricos, Fernando Pinillos explica que en los
últimos tres o cuatro años la actividad de los desguaces, no sólo en lo que a
entrada de vehículos viejos se refiere, ha bajado un 75 por ciento.
Competencia
desleal
Pero la
paralización económica y de consumo de la crisis no es el único problema al que
se enfrentan los desguaces. “Hay mucha competencia desleal, gente que mueve
piezas o vehículos de forma ilegal. La verdad es que muchas veces te preguntas
de dónde y cómo han podido salir ciertas cosas que se ven por ahí”, analiza
Pinillos. Y es que el sector del desguace tampoco está exento de sufrir robos o
los efectos colaterales de operaciones clandestinas que mueven, en ocasiones,
grupos organizados.
Con todo
este panorama, si en algo coinciden Pinillos y Golloa es en la valoración del
momento actual: «Es la época más difícil para los desguaces en los últimos 30
años», aseguran quienes han aprendido el oficio de sus padres. Para más inri,
según indican, acaba de bajar el precio de la chatarra.
En el círculo de consumo en el que gira la economía y sociedad española y, los cambios de conductas, empujados por las necesidades de la crisis, están trayendo efectos negativos a terceras actividades. Así que si aumentan las ventas de los vehículos de segunda mano más viejos, es decir, de más de diez años, hay quien está viendo su producto descender de forma considerable, ellos son los desguaces.
Y es que los encargados de recoger vehículos dados de baja para la circulación, están en un periodo de importantes dificultades y en muchos casos se debaten entre continuar o cerrar. “Antes entraban igual diez coches al día, ahora como mucho uno o dos, y por otro lado también se vendían más piezas, cosa que no ocurre ahora”, reconoce Manuel Sáenz Martínez, uno de los propietarios de Desguaces Golloa.
El descenso se ha intensificado en los últimos meses. “El año pasado ya se notaba bastante, pero seguía llegando material y turismos. Hoy hay que salir a buscar”, apunta Sáenz Martínez.
Solo hay momentos puntuales en los que se registra un aumento del género y del movimiento. “Con campañas tipo PIVE, por la promoción de renovación de vehículos, se reciben más turismos en los desguaces, pero es algo muy poco significativo para nuestra actividad total”, subraya uno de los responsables de Desguaces Golloa.
Los propios vendedores de vehículos de segunda mano o los concesionarios suscriben sus palabras. “Ya no se manda casi nada a desguace, se vende lo que antes se descartaba”, explican desde Kaisercars.
Nada de vehículo industrial
La tónica se repite en la mayoría de desguaces y así lo afirma Fernando Pinillos, responsable de Desguaces Pinillos, ubicado en Logroño. “Ha bajado el movimiento en general, pero en los coches viejos sobre todo se nota bastante, no entran turismos», asegura. La tendencia, según indica Pinillos, viene repitiéndose desde 2011, pero el presente año va a peor. “Si la gente no trabaja, no coge el coche -y en el caso de mantener el puesto de trabajo cada vez se comparte más vehículo-, entonces el coche no se estropea o se desgasta y por tanto ni se cambia, ni se demandan piezas de los desguaces”, apunta este profesional cuya familia lleva más de tres décadas en el sector. Sin embargo, hay cuestiones que se repiten entre los usuarios. “La gente viene a preguntar mucho, pero luego compra poco”.
Uno de los aspectos donde más se ha visto frenada la entrega de vehículos es en el plano empresarial. «No entra absolutamente nada de industrial. Las furgonetas se apuran al máximo, ya no se cambian», subraya el responsable de Desguaces Pinillos.
Así, valorando los datos puramente numéricos, Fernando Pinillos explica que en los últimos tres o cuatro años la actividad de los desguaces, no sólo en lo que a entrada de vehículos viejos se refiere, ha bajado un 75 por ciento.
Competencia desleal
Pero la paralización económica y de consumo de la crisis no es el único problema al que se enfrentan los desguaces. “Hay mucha competencia desleal, gente que mueve piezas o vehículos de forma ilegal. La verdad es que muchas veces te preguntas de dónde y cómo han podido salir ciertas cosas que se ven por ahí”, analiza Pinillos. Y es que el sector del desguace tampoco está exento de sufrir robos o los efectos colaterales de operaciones clandestinas que mueven, en ocasiones, grupos organizados.
Con todo este panorama, si en algo coinciden Pinillos y Golloa es en la valoración del momento actual: «Es la época más difícil para los desguaces en los últimos 30 años», aseguran quienes han aprendido el oficio de sus padres. Para más inri, según indican, acaba de bajar el precio de la chatarra.
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