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Lunes, 01 de Marzo de 2010
Una escuela británica trabaja en una carrocería de fibra de carbono que funcionaría como bateríaque funcionaría
la propia carrocería del coche puede almacenar la electricidad, el peso del vehículo será mucho menor y la autonomía mucho mayor.
Una reciente invención del Imperial College of London podría cambiar la concepción que tenemos de las baterías y de paso, electrificar los motores de los coches eléctricos. Los investigadores han patentado una mezcla de fibra de carbono y polímero que puede almacenar y descargar electricidad, de forma que la carrocería de un coche podría servir de batería.
Esta tecnología podría cambiar las reglas del juego en varios sentidos. Primero, el material podría sustituir a las baterías de iones de litio como almacén de energía de los coches híbridos y eléctricos enchufables, además de cualquier otro tipo de electrodoméstico. Segundo, si se usa en las carrocerías de los coches, el material podría alargar sustancialmente la autonomía de los coches, haciéndolos comercialmente más viables. Tercero, a causa de su ligereza este material podría aplicarse a la electrónica de consumo, como reproductores, portátiles y teléfonos.
No se sabe mucho sobre la densidad de energía del nuevo material desarrollado en el Imperial College. Pero si es suficiente, podría apartar del camino a las baterías de litio. Tiene sentido, ya que si la propia carrocería del coche puede almacenar la electricidad, el peso del vehículo será mucho menor y la autonomía mucho mayor. Después de todo, el grueso del peso -y del espacio- se lo llevan las baterías.
Los coches eléctricos en los que se podría usar dicho material (asumiendo que el peso sea similar al de la fibra de carbono), serían mucho más ligeros que los actuales. La misma dureza y elasticidad podría conseguirse con una cuarta parte del peso. Una buena capacidad de almacenamiento en un vehículo más ligero podría recorrer mayores distancias y alcanzar mayor velocidad, justo las tres variables clave para la adopción de los coches eléctricos. Si este material pudiera reemplazar las baterías del Chevy Volt, el coche pesaría 170 kg menos.
Suena a hallazgo importante. ¿El problema?: El coste. La fibra de carbono es mucho más cara de producir que el acero o el aluminio. El titanio no es más barato, pero al menos es más abundante. Así que, aunque el material satisfaga las expectativas (densidad de energía) no reemplazará a las baterías. En todo caso complementará a las mismas, en las capotas de los coches, por ejemplo y aún así, no será barato.
Fuente: Greenbeat
Esta tecnología podría cambiar las reglas del juego en varios sentidos. Primero, el material podría sustituir a las baterías de iones de litio como almacén de energía de los coches híbridos y eléctricos enchufables, además de cualquier otro tipo de electrodoméstico. Segundo, si se usa en las carrocerías de los coches, el material podría alargar sustancialmente la autonomía de los coches, haciéndolos comercialmente más viables. Tercero, a causa de su ligereza este material podría aplicarse a la electrónica de consumo, como reproductores, portátiles y teléfonos.
No se sabe mucho sobre la densidad de energía del nuevo material desarrollado en el Imperial College. Pero si es suficiente, podría apartar del camino a las baterías de litio. Tiene sentido, ya que si la propia carrocería del coche puede almacenar la electricidad, el peso del vehículo será mucho menor y la autonomía mucho mayor. Después de todo, el grueso del peso -y del espacio- se lo llevan las baterías.
Los coches eléctricos en los que se podría usar dicho material (asumiendo que el peso sea similar al de la fibra de carbono), serían mucho más ligeros que los actuales. La misma dureza y elasticidad podría conseguirse con una cuarta parte del peso. Una buena capacidad de almacenamiento en un vehículo más ligero podría recorrer mayores distancias y alcanzar mayor velocidad, justo las tres variables clave para la adopción de los coches eléctricos. Si este material pudiera reemplazar las baterías del Chevy Volt, el coche pesaría 170 kg menos.
Suena a hallazgo importante. ¿El problema?: El coste. La fibra de carbono es mucho más cara de producir que el acero o el aluminio. El titanio no es más barato, pero al menos es más abundante. Así que, aunque el material satisfaga las expectativas (densidad de energía) no reemplazará a las baterías. En todo caso complementará a las mismas, en las capotas de los coches, por ejemplo y aún así, no será barato.
Fuente: Greenbeat













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