Se han roto 16 y el ayuntamiento está muy preocupado con esta moda de apedrear autobuses municipales
Una ola de vandalismo en Almería provoca gastos de 30.000 euros en sustituciones de lunas de autobuses
Entre la travesura y el vandalismo se encuentra la
nueva ‘moda’ generada en algunas zonas de la ciudad de Almería de apedrear a
los autobuses que cumplen con el servicio municipal, con los riesgos que
conllevan. Unos riesgos que pasan desde la posibilidad de que alcancen a los
conductores pudiendo provocar accidentes de tráfico además de poder ser heridos
en alguna zona realmente delicada, sin contar con la posibilidad de que puedan
herir a los viajeros que hacen uso de este transporte.
Lo que puede parecer una ‘chiquillería’ se ha convertido casi en moda
peligrosa, de hecho, durante la semana pasada se produjeron cuatro incidentes
de este tipo dos el mismo día.
Desde la empresa concesionaria del servicio, Surbús,
explican que son numerosos los apedreamientos que se han producido a lo largo
de este año.
De ellos un total de 16 han acabado con rotura de lunas, llegando
a romperse más de una alguna vez porque según explican desde la empresa, “son
auténticas lluvias de piedras” las que se producen sobre el autobús.
Aseguran así que el mayor peligro es cuando estas piedras penetran en el
interior del vehículo con el riesgo que conllevan para usuarios y conductor,
llegando a recogerse piedras de hasta 15 centímetros de tamaño.
Explican también que en varios casos tanto usuarios como
conductores han sido atendidos por los servicios médicos por heridas causadas
por alcance de cristales fracturados, con presencia incluso de ambulancias para
traslado de heridos a ambulatorios y centros de urgencias.
Los apedreamientos más frecuentes se producen en la línea 6 pero también se han
producido conflictos en las líneas 1, 18, 20 y 30, y principalmente en los
barrio de El Puche y Pescadería. Estas líneas han tomado medidas en algunas
zonas para tratar de evitar este tipo de problemas, de hecho a partir de las
19,40 horas ya no entra hasta el final de El Puche, sino que se queda en la
zona de la parroquia.
Lo cierto es que además de la inseguridad que genera para usuarios y
conductores, este tipo de incidentes también generan importantes costes. Así,
el precio para la reparación de una luna oscila entre 1,500 y 1,800 euros,
siendo alrededor de 30,000 los euros que se han gastado en todas las
reparaciones que se han realizado en el último año.
Tanto empresa como trabajadores y el propio Ayuntamiento muestran su temor ante
que este tipo de vandalismo se puedan seguir produciendo e incluso que se
extiendan por otras zonas de la ciudad por los riesgos que verdaderamente
conllevan para los conductores y usuarios del transporte.
Entre la travesura y el vandalismo se encuentra la nueva ‘moda’ generada en algunas zonas de la ciudad de Almería de apedrear a los autobuses que cumplen con el servicio municipal, con los riesgos que conllevan. Unos riesgos que pasan desde la posibilidad de que alcancen a los conductores pudiendo provocar accidentes de tráfico además de poder ser heridos en alguna zona realmente delicada, sin contar con la posibilidad de que puedan herir a los viajeros que hacen uso de este transporte.
Lo que puede parecer una ‘chiquillería’ se ha convertido casi en moda
peligrosa, de hecho, durante la semana pasada se produjeron cuatro incidentes
de este tipo dos el mismo día.
Desde la empresa concesionaria del servicio, Surbús,
explican que son numerosos los apedreamientos que se han producido a lo largo
de este año. De ellos un total de 16 han acabado con rotura de lunas, llegando
a romperse más de una alguna vez porque según explican desde la empresa, “son
auténticas lluvias de piedras” las que se producen sobre el autobús.
Aseguran así que el mayor peligro es cuando estas piedras penetran en el
interior del vehículo con el riesgo que conllevan para usuarios y conductor,
llegando a recogerse piedras de hasta 15 centímetros de tamaño.
Explican también que en varios casos tanto usuarios como
conductores han sido atendidos por los servicios médicos por heridas causadas
por alcance de cristales fracturados, con presencia incluso de ambulancias para
traslado de heridos a ambulatorios y centros de urgencias.
Los apedreamientos más frecuentes se producen en la línea 6 pero también se han
producido conflictos en las líneas 1, 18, 20 y 30, y principalmente en los
barrio de El Puche y Pescadería. Estas líneas han tomado medidas en algunas
zonas para tratar de evitar este tipo de problemas, de hecho a partir de las
19,40 horas ya no entra hasta el final de El Puche, sino que se queda en la
zona de la parroquia.
Lo cierto es que además de la inseguridad que genera para usuarios y
conductores, este tipo de incidentes también generan importantes costes. Así,
el precio para la reparación de una luna oscila entre 1,500 y 1,800 euros,
siendo alrededor de 30,000 los euros que se han gastado en todas las
reparaciones que se han realizado en el último año.
Tanto empresa como trabajadores y el propio Ayuntamiento muestran su temor ante
que este tipo de vandalismo se puedan seguir produciendo e incluso que se
extiendan por otras zonas de la ciudad por los riesgos que verdaderamente
conllevan para los conductores y usuarios del transporte.
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