El Instituto del seguro lo pone como principal ejemplo
ICEA reitera la connivencia entre asegurado y reparador en fraudes de lunas
El retroceso que experimentó
el fraude al seguro en 2013 fue un mero espejismo. Aquel ejercicio era el
primero desde 2008 en el que la cifra de intentos de estafa a las aseguradoras
caía -un 3%, en concreto-, un dato que llevó a pensar que la crisis empezaba a
dar una tregua a los ciudadanos y éstos ya no necesitaban saltarse la legalidad
para sacarse unos euros. Pero la estadística de 2014 no invita al optimismo,
puesto que el número de fraudes que detectaron las compañías en Burgos subió un
15%, al pasar de los 934 de 2013 a los 1.085 del ejercicio anterior. Por tanto,
o el crecimiento solo se refleja en la macroeconomía o resulta imposible
erradicar una inclinación tan presente en el carácter español, la picaresca.
ICEA (Investigación
Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones) ha comprobado
que los defraudadores directos, en el caso de los vehículos, son los propios
asegurados quienes actúan de acuerdo con otros
defraudadores de forma
compartida. En los partes de daño es frecuente la connivencia con el contrario:
en rotura de lunas, con el reparador, y en daños corporales es frecuente la
connivencia con los profesionales médicos.
Respecto a las herramientas de investigación, ha
aumentado de forma masiva la utilización de internet y redes sociales como una
de las vías de seguimiento e investigación de los siniestros.
Los fraudes de baja intensidad, los que son menores de
600 euros, aumentaron un 21% el año pasado, mientras que los fraudes por encima
de esa cantidad crecieron en un 6%. Dentro de la categoría de fraudes de baja
intensidad son muy habituales los de daños eléctricos, que buscan renovar los
electrodomésticos del hogar por una subida de la corriente eléctrica, o los
robos, a través de denuncias falsas, según señala el ICEA.
Fuente: Diario de Burgos
El retroceso que experimentó el fraude al seguro en 2013 fue un mero espejismo. Aquel ejercicio era el primero desde 2008 en el que la cifra de intentos de estafa a las aseguradoras caía -un 3%, en concreto-, un dato que llevó a pensar que la crisis empezaba a dar una tregua a los ciudadanos y éstos ya no necesitaban saltarse la legalidad para sacarse unos euros. Pero la estadística de 2014 no invita al optimismo, puesto que el número de fraudes que detectaron las compañías en Burgos subió un 15%, al pasar de los 934 de 2013 a los 1.085 del ejercicio anterior. Por tanto, o el crecimiento solo se refleja en la macroeconomía o resulta imposible erradicar una inclinación tan presente en el carácter español, la picaresca.
ICEA (Investigación
Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones) ha comprobado
que los defraudadores directos, en el caso de los vehículos, son los propios
asegurados quienes actúan de acuerdo con otros defraudadores de forma
compartida. En los partes de daño es frecuente la connivencia con el contrario:
en rotura de lunas, con el reparador, y en daños corporales es frecuente la
connivencia con los profesionales médicos.
Respecto a las herramientas de investigación, ha aumentado de forma masiva la utilización de internet y redes sociales como una de las vías de seguimiento e investigación de los siniestros.
Los fraudes de baja intensidad, los que son menores de 600 euros, aumentaron un 21% el año pasado, mientras que los fraudes por encima de esa cantidad crecieron en un 6%. Dentro de la categoría de fraudes de baja intensidad son muy habituales los de daños eléctricos, que buscan renovar los electrodomésticos del hogar por una subida de la corriente eléctrica, o los robos, a través de denuncias falsas, según señala el ICEA.
Fuente: Diario de Burgos
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