...Y lo que era una bendición se ha convertido en una pesadilla para los talleres de lunas

Entre los talleres especialistas de lunas concertados produce una situación surrealista, ya que lo que hace unos años era una bendición en forma de rotura de lunas a causa del granizo de verano, ahora es una pesadilla para los cristaleros.

En el caso de que se rompan numerosos parabrisas en una zona determinada en la que deben actuar con urgencia los talleres de lunas, la consecuencia puede ser incluso una penalización a final de año a causa del aumento de sustituciones que aumenten el coste medio.

Cuestión de prestigio

El trabajo en esta tipo de situaciones se convierte en una  cuestión de prestigio y reputación para la red y el taller que trabajan pero el impacto en su balance contable puede ser muy negativo. Si, por ejemplo, se tienen que sustituir 100 lunas y se da la casualidad que todas son de parabrisas nuevos y caros, el coste será alto, ese coste hará que se desequilibre el coste medio que haya estado conteniendo el taller todo el tallo potenciando la reparación. Un sólo día de granizo puede acabar con una situación de inestabilidad y puede cargarse todo el trabajo de un año.

Esta situación sin sentido se produce debido a la inflexibilidad de las compañías de seguros con el coste medio, ya que no suele contemplar estos 'accidentes' que provocan que el taller se la tenga que jugar por cumplir con el acuerdo que mantienen con la compañía. 

Lo lógico sería que ese día no fuera contabilizado en el total del coste medio, ya que supone un esfuerzo para el taller de lunas y una respuesta urgente y profesional salvará cientos de pólizas para la aseguradora al tener clientes satisfechos.