Richard Campfield, propietario de la prestigiosa empresa de resinas Ultrabond, señala con contundencia los problemas que conlleva confiar en ciertos parabrisas de fabricantes chinos
"Muchos parabrisas que llegan desde China están siendo recocidos demasiado rápido para reducir costos, tienen altos niveles de tensión residual, un mal PVB y no son buenos para la seguridad del cliente"
Richard Campfield es un
profesional muy respetado en el sector de cristalería del automóvil de Estados Unidos, el más avanzado del mundo. Se trata del presidente de Ultrabond, la empresa creadora de la resina más resistente del mundo y un gran conocedor de las calidades del vidrio, ya que ha trabajado con miles de piezas y ha podido comprobar las diferencias entre fabricantes de primer, segundo o tercer nivel.
![[Img #18547]](upload/img/periodico/img_18547.jpg)
Este prestigioso profesional del mercado de la cristalería del automóvil comenzó hace cuatro años una cruzada contra ciertos vidrios fabricados en China que llegan a los talleres de Estados Unidos y que considera ponen en riesgo la vida de los ocupantes del vehículo y suponen un engaño al consumidor como deja patente en esta publicación de Estados Unidos
![[Img #18544]](upload/img/periodico/img_18544.jpg)
Richard Campfield es contundente cuando se refiere a esas piezas que provienen de China y señala la connivencia de las aseguradoras en el engaño generalizado sobre la calidad: "Los parabrisas baratos no son buenos para la seguridad del consumidor, no son buenos para la industria de reemplazo y no son buenos para la industria de reparación de parabrisas. Los parabrisas funcionan como un escudo de seguridad que está siendo erosionado por la industria de seguros cuya única preocupación son sus propios costos en cada siniestro y, por lo tanto, utiliza su poder para controlar la industria de reparación y reemplazo de vidrios automotrices".
![[Img #18543]](upload/img/periodico/img_18543.jpg)
El propietario de Ultrabond define con mucha dureza la mala calidad de las lunas que fabrican ciertas empresas chinas que llegan a Europa y Estados Unidos: "Muchos parabrisas que llegan desde China están siendo recocidos demasiado rápido para reducir costos y el mal PVB no está protegiendo al cliente de objetos y escombros de carreteras que golpean y penetran en los parabrisas. Esos parabrisas chinos que cuestan entre 17 y 25 dólares (15 a 22 euros) tienen altos niveles de tensión residual que los hace fracturarse y agrietarse fácilmente y hacen que cuando algo golpee en ellos se produzcan roturas. El parabrisas es la primera línea de defensa en un choque y la protección contra los escombros de la carretera debe tener un grosor determinado y debe costar mucho más de 15 euros, incluso si se fabrica en China".
![[Img #18545]](upload/img/periodico/img_18545.jpg)
Campfield pidió a la ANSI (organización que vela por lar normas en el sector de la cristalería del automóvil en Estados Unidos) que los parabrisas se califiquen por los niveles de estrés residual y la resistencia a la penetración en varias temperaturas y cuánto tiempo después de que se rompan fallarán la prueba de penetración en varias temperaturas y climas. Esto permitiría que el cliente y aquellos de nosotros que vendemos y reemplazamos los parabrisas sepamos cuándo la marca del parabrisas no es completamente segura para conducir. Una medida como esta evitaría que las aseguradoras traten a todas las marcas de parabrisas de la misma manera.
![[Img #18548]](upload/img/periodico/img_18548.jpg)
Richard Campfield es un profesional muy respetado en el sector de cristalería del automóvil de Estados Unidos, el más avanzado del mundo. Se trata del presidente de Ultrabond, la empresa creadora de la resina más resistente del mundo y un gran conocedor de las calidades del vidrio, ya que ha trabajado con miles de piezas y ha podido comprobar las diferencias entre fabricantes de primer, segundo o tercer nivel.
Este prestigioso profesional del mercado de la cristalería del automóvil comenzó hace cuatro años una cruzada contra ciertos vidrios fabricados en China que llegan a los talleres de Estados Unidos y que considera ponen en riesgo la vida de los ocupantes del vehículo y suponen un engaño al consumidor como deja patente en esta publicación de Estados Unidos
Richard Campfield es contundente cuando se refiere a esas piezas que provienen de China y señala la connivencia de las aseguradoras en el engaño generalizado sobre la calidad: "Los parabrisas baratos no son buenos para la seguridad del consumidor, no son buenos para la industria de reemplazo y no son buenos para la industria de reparación de parabrisas. Los parabrisas funcionan como un escudo de seguridad que está siendo erosionado por la industria de seguros cuya única preocupación son sus propios costos en cada siniestro y, por lo tanto, utiliza su poder para controlar la industria de reparación y reemplazo de vidrios automotrices".
El propietario de Ultrabond define con mucha dureza la mala calidad de las lunas que fabrican ciertas empresas chinas que llegan a Europa y Estados Unidos: "Muchos parabrisas que llegan desde China están siendo recocidos demasiado rápido para reducir costos y el mal PVB no está protegiendo al cliente de objetos y escombros de carreteras que golpean y penetran en los parabrisas. Esos parabrisas chinos que cuestan entre 17 y 25 dólares (15 a 22 euros) tienen altos niveles de tensión residual que los hace fracturarse y agrietarse fácilmente y hacen que cuando algo golpee en ellos se produzcan roturas. El parabrisas es la primera línea de defensa en un choque y la protección contra los escombros de la carretera debe tener un grosor determinado y debe costar mucho más de 15 euros, incluso si se fabrica en China".
Campfield pidió a la ANSI (organización que vela por lar normas en el sector de la cristalería del automóvil en Estados Unidos) que los parabrisas se califiquen por los niveles de estrés residual y la resistencia a la penetración en varias temperaturas y cuánto tiempo después de que se rompan fallarán la prueba de penetración en varias temperaturas y climas. Esto permitiría que el cliente y aquellos de nosotros que vendemos y reemplazamos los parabrisas sepamos cuándo la marca del parabrisas no es completamente segura para conducir. Una medida como esta evitaría que las aseguradoras traten a todas las marcas de parabrisas de la misma manera.
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