Es el momento de que las redes de lunas se unan para conseguir un coste medio variable

El coste medio es esa herramienta que se inventó Guardian Express hace algo más de una década, que enamoró a las aseguradoras desde el principio y que ha tenido sometidas a todas las redes de cristalería del automóvil en unas condiciones precarias que han generado enormes beneficios en las compañías de seguros.

Ese invento envenenado por parte de Guardian Express pudo tener sus ventajas en su momento, ya que sirvió para direccionar más trabajo hacia los especialistas de lunas, pero su evolución ha sido nula y tras muchos años ha provocado una relación muy desigual en la que unos ganan mucho y otros, los que solucionan los siniestros, apenas sobreviven con precios fuera de mercado.

El coste medio fijo ya no tiene sentido. El progreso tecnológico en la cristalería del automóvil ha revelado una realidad irrefutable. No tiene sentido que solo haya una vara de medir el coste cuando hay cada vez más niveles distintos de vidrios con precios muy dispares debido al valor añadido que integran.

El momento actual de la cristalería del automóvil exige una renegociación de los términos en los que se relacionan las redes de lunas con las aseguradoras. Los gestores de las redes deberían comenzar a plantear los costes fijos variables. Esta opción es necesaria para diferenciar las sustituciones de parabrisas de nueva generación respecto a los de, por ejemplo, hace una década.

Mantener un coste fijo de 180-200 euros con servicios realizados en vehículos con lunas sin sensores, cámaras u otros aspectos tecnológicos que incrementan el valor de la materia prima puede sostenerse pero cada vez es mayor el número de lunas en los últimos años que han multiplicado su precio y eso hace ilógica la existencia de un coste medio fijo.

Todas las redes unidas en un mismo propósito debería plantearse una negociación basada en costes medios a diferentes niveles en los que se contemplen los precios reales de una sustitución. Lo más lógico sería que existiera un coste medio diferente según el valor de la luna y su valor añadido.

Mantener un coste medio fijo cuando los parabrisas son cada vez más diversos en tecnología y valor añadido está haciendo que muchos talleres tengan, incluso, que renunciar a realizar algunos servicios con parabrisas caros porque eso dispara su coste medio fijo y  no es rentable. Otros talleres asumen ese trabajo para dar un buen servicio y terminan pagándolo con las infernales penalizaciones.

El coste medio tiene que ser cambiado porque la realidad se impone. Cada vez será mayor el número de parabrisas caros y a los costes actuales no serán rentables para los especialistas de lunas. A las aseguradoras tampoco les interesa que esos trabajos se desplacen a talleres oficiales o de chapa porque eso les supone un incremento notable en la factura. Un coste medio A y B les seguiría siendo muy rentable frente al coste habitual de un taller no especialista.

El futuro y la rentabilidad de los talleres de lunas pasa por un mayor flexibilidad en los costes por parte de las aseguradoras. Igual que aceptaron hace algo más de una década una ide que sorprendió a todos ¿por qué no se va a conseguir un coste medio variable? A todas las redes les interesa y a las aseguradoras habrá que convencerlas que también en caso de que se empiecen a escapar muchos trabajos caros a los talleres que facturan las unas a lo grande.