Yoko Takagi, la directiva ante la que tiene que rendir cuentas el empleado Joan Jordi Arsalaguet

Joan Jordi Arsalaguet ya no es oficialmente el mandamás de Ralarsa, quien toma las decisiones en la red catalana de cristalería del automóvil y decide, en coordinación con su padre y fundador, la estrategia de la empreaa.  

Tras diez años como administrador solidario de la red catalana de lunas, el directivo catalán ha cesado y ha pasado a ser uno más de los empleados a nómina de la compañía.  

Tras la venta de Ralarsa el pasado mes de agosto a la compañía sueca Cary Group, todo iba a precipitarse y se avecinaban cambios radicales en la estructura de la empresa. El pasado 3 de septiembre se produjo el cese de la cara más visible de Ralarsa. Cesó, al igual que su primo Ramiro Lucea, como administrador solidario y dejó paso a Yoko Takagi, que se convirtió desde ese día en la administradora única de Ralarsa Holding.  

La nueva administradora única de Ralarsa es una abogada de 43 años, licenciada en el año 2000 por la Universidad de Navarra y socia desde 2013 del buffete de abogados estadounidense White&Case, que es quien maneja los temas legales de Cary Group en los países donde opera (Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Noruega y España). Este despacho de abogados es especialista en trabajar con empresas que quieren protagonizar operaciones en España, así como con compañías nacionales que inician proyectos fuera del país.  

A partir de ahora Joan Jordi Arsalaguet cambia completamente su rol en Ralarsa, pierde completamente protagonismo, tendrá que consultar todas sus decisiones de peso con la administradora única y tendrá que fichar cada día para cumplir el horario como cualquier empleado.  

El siguiente paso que puede plantearse es su posible despido, ya que nos consta que en Cary Group se está buscando a algún directivo que tome las riendas de la red en el futuro y plantee un nuevo rumbo en la empresa de cara a los desafíos que llegan al sector de lunas.   

La inversión de cerca de 30 millones de euros de Cary Group exige la reestructuración directiva a medio plazo y el sacrificado, seguramente, será Joan Jordi Arsalaguet.