Carlos Castellanos, el cristalero de Glassdrive que rompe esquemas en Cataluña en plena crisis del sector de lunas

En 2018 recibió Glassdrive en Cataluña un golpe directo al mentón que le dejó tambaleándose. Ralarsa vio una buena oportunidad y salió a 'pescar' talleres de la multinacional francesa en esa zona de España. Cinco talleres abandonaron Glassdrive (Manresa, Berga, Piera, Igualada y Martorell) y esa riada de bajas provocó un grave problema de cobertura en la red gala que estuvo desnortada durante varios años en esa comunidad.   

Tras una travesía por el desierto sin encontrar soluciones a su debilidad en Cataluña, en 2021 llegó un soplo de aire nuevo con la irrupción de un cristalero que había sido un pilar fundamental en Glassdrive hasta 2018 y que había abandonado su estructura al sentirse decepcionado por ciertas decisiones de la central de la multinacional francesa.   

Carlos Castellanos es uno de esos cristaleros de raza, de los que han mamado esta profesión desde muy joven y no se le escapa ninguna arista que compone este negocio.  

En 2021, tras una mala experiencia con Ralarsa, decidió regresar al lugar donde más había crecido y disfrutado como cristalero. Decidió que su lugar iba a estar de nuevo en Glassdrive y lo hizo con un proyecto que tras dos años de muchas horas de trabajo y pocas de sueño y ocio ha conseguido acabar con las graves lagunas que habían situado en una situación muy débil a Glassdrive en Cataluña.   

En solo dos años y con una gran ilusión y esfuerzo, Carlos Castellanos ha abierto ¡5 talleres! En tiempos de zozobra económica y gran incertidumbre se ha armado de valor y ha invertido su tiempo y dinero en un proyecto al que siempre tendrá que estar agradecida la central de su red.  

MANRESA

BERGA

PUIGCERDÁ

SOLSONA

SEU URGELL

"Hace dos años comenzamos con dos talleres y ahora ya vamos por cinco. No ha sido fácil y algunos lo verán como una locura, pero yo he visto oportunidades y trabajando duro todo va saliendo adelante", nos explica Carlos Castellanos.  

Este veterano cristalero con casi tres décadas de experiencia reconoce que no es la mejor época pero "haciendo las cosas bien se sale adelante. Es verdad que ahora es difícil conseguir márgenes, todo está muy caro, el material se dispara, pero creo en este negocio y voy a seguir luchando duro por él".   

Carlos explica porqué decidió apostar por tantas aperturas en tan poco tiempo: "Estudiamos el mercado y vimos que había zonas donde se necesitaba un taller de lunas y es lo que hemos hecho. Mucho trabajo y muchos kilómetros pero con muchas ganas". 

Este cristalero catalán tiene claro cuál es su manera de trabajar: "Hay que tratar muy bien al cliente, darle calidad en el servicio y en el material y transmitir a las aseguradoras que sus clientes van a recibir un trato excelente. eso es lo que he hecho toda mi vida y voy a seguir haciendo".