Glavista entra definitivamente en liquidación y sus trabajadores defienden que es "una empresa rentable y con futuro pero ha pagado la invasión y abuso de fondos buitre y maniobras de ingeniería mercantil de nula dignidad"

 El próximo lunes se abrirá un expediente para el cierre de la empresa Autoglas-Glavista y el despido de trabajadores El administrador concursal ha informado a los trabajadores que la próxima semana iniciará en los juzgados el proceso para eñ cierre de la empresa y en consecuencia el despido de todos los trabajadores. 

Desde ELA de Autoglas-Glavista se ha hecho pública una nota en la que anuncia que la compañía entrará en un momento crítico esta semana. De hecho, el administrador concursal iniciará un ERE, tanto para cerrar la empresa como para despedir a sus 240 trabajadores. 

Ahora se abre un periodo de 30 días a las distintas partes para que lleguen a un acuerdo. Los representantes de ELA consideran que, aunque será difícil revertir la situación, no cederán hasta el último momento. De hecho, aún falta más de un mes para que la compañía desaparezca y, en teoría, hay posibilidades de que la situación se resuelva.Por ello, han pedido el apoyo de los ciudadanos.Además, acudirán al Parlamento Vasco el 2 de noviembre y el mismo día también se concentrarán frente al edificio.  

El sindicato señala que "comienza el ERE que da comienzo a la cuenta atrás para el final de Glavista.  Todavía durante este mes y pico sería posible una hipotética solución a nuestra situación. De ahí la importancia de mantener las movilizaciones".  

Los representantes de los trabajadores de la antigua Guardian aseguran que se cierra una empresa rentable y con mucho futuro: "Queremos seguir expresando ante las instituciones nuestro asombro, impotencia y tristeza por el inexplicable cierre de una empresa con un siglo de historia, que tiene carga de trabajo y disponía de un plan de negocio que, a ojos de todos los que han tenido acceso a él era absolutamente viable y con gran potencial para garantizar el futuro de nuestra planta".  

Frente a una dramática situación los trabajadores quieren señalar quiénes son los culpables: "Seguiremos explicitando la impotencia que supone ver que, ante una decisión tomada por un puñado de directivos americanos a miles de kilómetros y sin aportar explicación alguna, las administraciones públicas no sirvan de mucho más que de vehículo de comunicación con los trabajadores y se vean impotentes ante la invasión y abuso de fondos buitre y maniobras de ingeniería mercantil de nula dignidad que dilapidan cientos de puestos de trabajo y futuros familiares sin poder hacer absolutamente nada más que presenciar la masacre desde la grada. Todo ello con el triste fin de arañar un puñado de dividendos más que repartir".