Un vecino de Pontevedra relata las graves consecuencias para él y su familia al contratar un seguro sin cobertura de lunas para ahorarse poco más de 20 euros
Le rompen el parabrisas a pedradas, pierde su trabajo al no poder cambiar la luna y tiene que hacer una campaña de crowfunding para poder pagar la sustitución en el taller
Decidir ahorrarse poco más de 20 euros en un seguro a terceros con cobertura de lunas ha llevado a una familia gallega a una situación preocupante. El alto coste de cambiar el parabrisas ha llevado a una persona a ser despedida al no poder xambiarlo y no poder acudir a su puesto de trabajo.
Esta insólita situación comenzó hace exactamente dos semanas. La vida de David Valqui dio un giro de 180 grados. Aquel sábado, 8 de febrero, este vecino de Pontevedra, su mujer y su dos hijos, uno de 8 años y la pequeña de casi 2, acudieron en coche a Vigo para pasar el día en familia en compañía de su madre, que reside en la ciudad costera.
Fue al regresar, en torno a las diez de la noche, cuando transitaba por el túnel de acceso a la autopista AP-9 próximo al centro comercial Vialia en Vigo cuando su coche fue alcanzado por una serie de piedras. "Sentí unas pedradas en el coche. Perdí el control un momento, aunque luego lo recuperé", recuerda.
![[Img #24892]](https://infoluna.com/upload/images/02_2025/732_parabrisas-1.jpg)
Acto seguido, y sin pararse a pensar en el riesgo, se bajó: «Me paré y, en mi desesperación, me bajé para ver qué había sucedido, porque me saltaron los cristales a la cara, me cayeron cristales por la cabeza, por las manos», recuerda rememorando como las pedradas no solo le destrozaron el parabrisas, sino que también le causaron daños en una de las puertas traseras, la que se corresponde al espacio donde lleva acoplada la silla de su hija pequeña, y en la parte delantera del vehículo, reparaciones que ascienden a unos dos mil euros.
![[Img #24893]](https://infoluna.com/upload/images/02_2025/2341_banner-geslunas-grance.jpeg)
"Los niños se asustaron y mi esposa estaba impactada", lamenta antes de remarcar que los sustos no acabaron ahí. Y es que al apearse del coche, el riesgo continuó. "Escuché más pedradas. Volvieron a tirar como para espantarme", una circunstancia que le hizo regresar al vehículo y arrancarlo para circular unos metros, desde donde llamó al 091.
David Valqui apunta que estuvo esperando unos veinte minutos hasta que se presentaron en el lugar una serie de operarios de Audasa, la concesionaria de la autopista, que "tomaron fotos y anotaron los hechos" y le indicaron que siguiera hasta más adelante, "hasta un área que es para los coches estropeados o así". Para su sorpresa, se encontró con otros cuatro turismos en la misma situación, "que también habían sido apedreados. Eran familias de Ourense, de Carballo y de A Coruña", precisa matizando que fue entonces cuando se personaron la Policía Nacional y atestados.
Esa misma noche, el hombre denunció lo ocurrido en la comisaría, así como se puso en contacto con su compañía del seguro. Ni esta última ni la concesionaria de la AP-9 se hacen cargo de los desperfectos.
"Recibimos una respuesta de Audasa de que no se hacían cargo de los daños. Soy cliente habitual, siempre voy y vengo de Vigo, y me pareció mal", dice, apuntando que la empresa argumenta que los daños no se produjeron exactamente en la autopista. En cuanto a su compañía de seguros, le trasladaron que su póliza es de tipo básico y de carácter temporal, por lo que no cubría este tipo de contingencias tan concretas.
Coche inmovilizado
Se suele decir que las desgracias nunca vienen solas y, en el caso de David Valqui, esto se cumplió. Con el coche inmovilizado como consecuencia del parabrisas destrozado y sin dinero para afrontar esta reparación, al lunes siguiente no pudo desplazarse hasta O Porriño, donde tenía un contrato eventual en una empresa de la industria alimentaria. "Perdí el trabajo por no tener un medio de desplazamiento", apunta este vecino de Boa Vila, y subraya que el conducir con el parabrisas roto le hubiera supuesto una sanción económica que, incluso, podría haber llevado aparejada la pérdida de puntos del carné.
En todo caso, y de cara a afrontar la reparación más urgente, la del parabrisas, David Valqui no dudó en impulsar una campaña de crowfunding, una recaudación de fondos que, sin embargo, no fructificó de manera favorable. Achaca este revés a la proliferación de estafas por internet y la cibercriminalidad, algo que, entiende, hace que "la gente ya no se fíe de nada".
Finalmente, sí pudo acometer la sustitución del cristal delantero de su coche gracias a que le prestaron el dinero necesario para hacerlo. "Era lo más importante para poder desplazarme", reconoce quien, en la actualidad, está a la búsqueda de un nuevo empleo: "Estoy sin trabajo".
En paralelo, está estudiando si tiene la posibilidad de reclamar los daños ocasionados a su vehículo. "Esto es injusto", repite al pensar que nadie se hace cargo de los daños. Por lo pronto, y según precisaron las fuentes consultadas, la Policía Nacional de Vigo mantiene abierta una investigación para tratar de identificar a la persona o personas que aquella noche arrojaron las piedras desde un puente peatonal a los vehículos que circulaban por la autopista.
Decidir ahorrarse poco más de 20 euros en un seguro a terceros con cobertura de lunas ha llevado a una familia gallega a una situación preocupante. El alto coste de cambiar el parabrisas ha llevado a una persona a ser despedida al no poder xambiarlo y no poder acudir a su puesto de trabajo.
Esta insólita situación comenzó hace exactamente dos semanas. La vida de David Valqui dio un giro de 180 grados. Aquel sábado, 8 de febrero, este vecino de Pontevedra, su mujer y su dos hijos, uno de 8 años y la pequeña de casi 2, acudieron en coche a Vigo para pasar el día en familia en compañía de su madre, que reside en la ciudad costera.
Fue al regresar, en torno a las diez de la noche, cuando transitaba por el túnel de acceso a la autopista AP-9 próximo al centro comercial Vialia en Vigo cuando su coche fue alcanzado por una serie de piedras. "Sentí unas pedradas en el coche. Perdí el control un momento, aunque luego lo recuperé", recuerda.
Acto seguido, y sin pararse a pensar en el riesgo, se bajó: «Me paré y, en mi desesperación, me bajé para ver qué había sucedido, porque me saltaron los cristales a la cara, me cayeron cristales por la cabeza, por las manos», recuerda rememorando como las pedradas no solo le destrozaron el parabrisas, sino que también le causaron daños en una de las puertas traseras, la que se corresponde al espacio donde lleva acoplada la silla de su hija pequeña, y en la parte delantera del vehículo, reparaciones que ascienden a unos dos mil euros.
"Los niños se asustaron y mi esposa estaba impactada", lamenta antes de remarcar que los sustos no acabaron ahí. Y es que al apearse del coche, el riesgo continuó. "Escuché más pedradas. Volvieron a tirar como para espantarme", una circunstancia que le hizo regresar al vehículo y arrancarlo para circular unos metros, desde donde llamó al 091.
David Valqui apunta que estuvo esperando unos veinte minutos hasta que se presentaron en el lugar una serie de operarios de Audasa, la concesionaria de la autopista, que "tomaron fotos y anotaron los hechos" y le indicaron que siguiera hasta más adelante, "hasta un área que es para los coches estropeados o así". Para su sorpresa, se encontró con otros cuatro turismos en la misma situación, "que también habían sido apedreados. Eran familias de Ourense, de Carballo y de A Coruña", precisa matizando que fue entonces cuando se personaron la Policía Nacional y atestados.
Esa misma noche, el hombre denunció lo ocurrido en la comisaría, así como se puso en contacto con su compañía del seguro. Ni esta última ni la concesionaria de la AP-9 se hacen cargo de los desperfectos.
"Recibimos una respuesta de Audasa de que no se hacían cargo de los daños. Soy cliente habitual, siempre voy y vengo de Vigo, y me pareció mal", dice, apuntando que la empresa argumenta que los daños no se produjeron exactamente en la autopista. En cuanto a su compañía de seguros, le trasladaron que su póliza es de tipo básico y de carácter temporal, por lo que no cubría este tipo de contingencias tan concretas.
Coche inmovilizado
Se suele decir que las desgracias nunca vienen solas y, en el caso de David Valqui, esto se cumplió. Con el coche inmovilizado como consecuencia del parabrisas destrozado y sin dinero para afrontar esta reparación, al lunes siguiente no pudo desplazarse hasta O Porriño, donde tenía un contrato eventual en una empresa de la industria alimentaria. "Perdí el trabajo por no tener un medio de desplazamiento", apunta este vecino de Boa Vila, y subraya que el conducir con el parabrisas roto le hubiera supuesto una sanción económica que, incluso, podría haber llevado aparejada la pérdida de puntos del carné.
En todo caso, y de cara a afrontar la reparación más urgente, la del parabrisas, David Valqui no dudó en impulsar una campaña de crowfunding, una recaudación de fondos que, sin embargo, no fructificó de manera favorable. Achaca este revés a la proliferación de estafas por internet y la cibercriminalidad, algo que, entiende, hace que "la gente ya no se fíe de nada".
Finalmente, sí pudo acometer la sustitución del cristal delantero de su coche gracias a que le prestaron el dinero necesario para hacerlo. "Era lo más importante para poder desplazarme", reconoce quien, en la actualidad, está a la búsqueda de un nuevo empleo: "Estoy sin trabajo".
En paralelo, está estudiando si tiene la posibilidad de reclamar los daños ocasionados a su vehículo. "Esto es injusto", repite al pensar que nadie se hace cargo de los daños. Por lo pronto, y según precisaron las fuentes consultadas, la Policía Nacional de Vigo mantiene abierta una investigación para tratar de identificar a la persona o personas que aquella noche arrojaron las piedras desde un puente peatonal a los vehículos que circulaban por la autopista.
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