"Llevo 25 años en el sector de lunas y es la primera vez que contrato a dos técnicos y se van a la semana diciéndome que el trabajo no era lo que esperaban"

El sector de lunas español arrastra diversos problemas pero uno que se está haciendo bola y está atascando la evolución de muchos negocios es la contratación de técnicos con ganas de hacer carrera en un taller de cristalería del automóvil.

Encontrar profesionales con experiencia es cada vez más complicado y muchos están aprovechando, como es lógico, esta condición para reclamar sueldos más dignos acorde a su trayectoria. Ante esta escasez de profesionales que conozcan el sector muchos talleres se la juegan contratando a personal sin ninguna formación y no les queda más remedio que retrasar su productividad con un periodo de enseñanza de los distintos servicios que ofrece el taller.

Un tercer problema cada vez más común como nos transmitía hace unos días un cristalero catalán es la falta de compromiso de algunos trabajadores a los que se contrata: "Llevo 25 años en este negocio y es la primera vez que en mi taller contrato a dos técnicos y se van a la semana. He hablado con otros compañeros y parece que es más común de lo que yo creía".

Este veterano profesional de la cristalería del automóvil se muestra sorprendido por la justificación de ambos trabajadores para dejar en tan poco tiempo la empresa: "Los dos me dijeron que esto de las lunas no era cómo se esperaban".

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El cristalero catalán ironiza al paso de esta respuesta: "¿Qué se pensaban que era un taller de lunas?, ¿Disneylandia? Y mira que el mío es un taller con mucho trabajo y no estás nunca parado...".

Estas dos renuncias considera que no son "a causa de los sueldos porque habían firmado 25.000 euros más incentivos. Es que la gente no tiene ganas de currar y a la mínima parece que encuentran una excusa para dejarlo porque no les hace feliz. No sé dónde vamos a llegar".

La solución que ha encontrado este profesional es buscar "siempre trabajadores latinoamericanos, porque al menos se entregan y tienen ganas de progresar. Los dos que se fueron eran chavales españoles con pájaros en la cabeza. Ahora tengo a uno que no lo suelto ni loco, es colombiano y me recuerda a los que hacíamos hace años en este sector, con ganas de trabajar y aprender, pero es una lotería".